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El ataque ocurrido durante la celebración del Domingo de Ramos en el centro de la ciudad, dejó un saldo de al menos 34 muertos y 119 heridos
Rescatistas ucranianos trabajan entre los escombros tras un ataque con cohetes en el centro de Sumy. EFE
Rusia defendió este lunes su ataque con misiles a la ciudad ucraniana de Sumy, ocurrido el domingo y que dejó al menos 34 muertos, incluidos dos niños, y 119 heridos. Según el Ministerio ruso de Defensa, el blanco fue una reunión de mandos militares ucranianos, aunque no presentó pruebas que respalden su versión. En contraste, autoridades ucranianas y europeas denunciaron que el ataque ocurrió mientras la población celebraba el Domingo de Ramos en el centro de la ciudad, a unos 30 kilómetros de la frontera rusa.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, insistió en que las fuerzas rusas “solo atacan objetivos militares”. Sin embargo, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski calificó el hecho como una masacre deliberada y pidió una respuesta internacional contundente. “Solo una presión real sobre Rusia puede detener esto”, expresó al exigir sanciones más severas.
La condena internacional fue inmediata. El ministro polaco de Relaciones Exteriores, Radek Sikorski, dijo que se trató de una burla al intento de alto el fuego promovido por Estados Unidos. Su par finlandesa, Elina Valtonen, agregó que el ataque, ocurrido poco después de una visita de un enviado estadounidense a Rusia, demuestra el desprecio del Kremlin por el proceso de paz.
Por su parte, el canciller lituano Kestutis Budrys acusó a Rusia de emplear bombas de racimo contra civiles y lo calificó de crimen de guerra, aunque esta afirmación no ha sido verificada de forma independiente. Desde Francia, el ministro Jean-Noël Barrot exigió nuevas sanciones económicas para frenar el esfuerzo bélico ruso.
El designado canciller alemán, Friedrich Merz, pidió el envío de misiles de largo alcance Taurus a Ucrania. El Kremlin respondió que ese tipo de ayuda solo agravará el conflicto, acusando a Europa de prolongar la guerra en lugar de buscar la paz.
Este ataque es el segundo con víctimas civiles en poco más de una semana. El 4 de abril, otro misil ruso mató a 20 personas en Kryvyi Rih, ciudad natal de Zelenskyy. Mientras tanto, Odesa también fue blanco de drones explosivos el domingo, con ocho heridos y daños a una instalación médica.
Las tensiones siguen en aumento, mientras Rusia sostiene que seguirá atacando “objetivos estratégicos” dentro del territorio ucraniano.
CT
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