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Se busca movilizar las reformas a la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro y a la Ley General de Bibliotecas, cuyas iniciativas están en el Congreso
Presidente de la Cámara Nacional de la Industria Nacional Mexicana. EL UNIVERSAL
Reactivar el mercado del libro en México, que tuvo una caída superior a 25% durante los dos años de pandemia por el COVID-19 y que representó pérdidas por más de 3 mil millones de pesos tan sólo en 2020, es una de las líneas de trabajo que ha planteado el ingeniero Hugo Setzer Letsche como presidente, desde el pasado marzo, de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem). Sus otras líneas son alcanzar tasa cero para las librerías y "sacar" las reformas a la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro y a la Ley General de Bibliotecas, cuyas iniciativas están en el Congreso.
Estas tareas que podrían marcar su gestión al frente del gremio de editores tienen que sortear un problema mayúsculo: la falta de políticas públicas a favor del libro. Pero más allá de eso, enfrentan desde hace más de 63 años una competencia por parte del propio gobierno federal, que desde 1959 funge como Estado editor, pues hace la producción completa de los Libros de Texto Gratuitos para la educación primaria.
Aunque Hugo Setzer Letsche dista de calificar dicha acción como competencia desleal, asegura que tener un Estado editor afecta a la industria editorial mexicana; lo benéfico sería tener un Estado comprador, que significaría dejar en manos de quienes saben hacer mejor el trabajo de la edición de los libros de texto; eso no sólo impulsaría una oferta editorial diversa para que cada maestro, como ocurre en secundaria, elija los libros que mejor le ayuden a trabajar, sino un impulso a la industria editorial. En 2020, las ventas de la industria editorial al gobierno en libros de texto fue de más de mil 22 millones de pesos.
El director de la editorial Manuel Moderno llama a generar políticas públicas y a recuperar programas de fomento para la lectura y el libro como los de Bibliotecas de Aula y Escolares que en sus mejores tiempos significaron ventas al Estado por 450 millones de pesos, y que prácticamente han desaparecido; las convocatorias que ha lanzado este gobierno apenas superan los 80 millones de pesos.
—¿México requiere políticas públicas en materia editorial?
—Creo que sí, sobre todo ahora que estamos saliendo de dos años de pandemia y donde una de las prioridades es la recuperación económica del sector, esa es una parte muy importante y pensamos que tenemos que lograrlo de la mano de toda la cadena productiva del libro, y ahí las librerías juegan un papel muy importante.
—¿Es ya una industria en vías de la recuperación?
—Una de las cosas positivas es el retorno de las ferias del libro; el año pasado hubo edición presencial de la FIL de Guadalajara, que es la feria más importante en español; también se suma al trabajo que hacemos con librerías y traemos varias iniciativas, tanto con la Asociación de Libreros como con la Red de Librerías de Barrio. Seguimos hablando de políticas públicas, seguimos insistiendo en el tema del IVA para las librerías, en la tasa cero que tienen las editoriales, pero no las librerías y puntos de venta.
—¿A la par hay un trabajo con el Poder Legislativo?
—Hay una propuesta de modificación que estamos discutiendo actualmente en el Congreso sobre la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro en el tema específico del precio único, que es algo que creo que no se ha entendido y que funciona muy bien en muchos países. Funciona muy bien para promover una mayor bibliodiversidad y desarrollo de librerías de barrio, gracias a la existencia del precio único que aquí no se ha entendido. Mucha gente dice ¿cuántos años tiene la Ley y no ha funcionado?, y es verdad, pero no ha funcionado porque nadie la respeta; además es un problema que tenemos en nuestro país, las leyes no se respetan y ésta es una de ellas. Es una Ley que no ha operado. No funciona porque no ha operado.
—¿Cuáles son las virtudes de editar para el Estado?
—Siempre les decimos, y es el argumento, que nos gustaría desde hace mucho tiempo entrar con los libros de texto de primaria; es que nos permite una diversidad importante de libros de texto producidos profesionalmente por editoriales que participamos en la Caniem, son libros autorizados por la Secretaría de Educación Pública, que eso es un punto importante, no se trata nada más de decir que son cualquier libro; no, tienen que estar autorizados y con base en un programa y hay una lista grande de libros autorizados por grado y por materia que los maestros pueden elegir.
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