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La trillada navidad
La trillada navidad
Un ejemplo a todas luces por demás falto de cordura es el concepto de la navidad. ¡Pero si mi familia siempre la festeja! Diría cualquiera, más aún esta festividad teniendo que ver profundamente con el desarrollo del mundo entero pierde su esencia con el propósito de alejarnos del fundamento de una sociedad sana, justa, creyente y respetable.

 

 

Juan Rudametkin

 

Si de hechos históricos se trata, la humanidad está prácticamente saturada de estos. Y tiene que ver con el avance y crecimiento de la civilización y las formas en las que esta se desarrolla en un mundo de retos continuos, de la necesidad de algunas mentes de aplicar sus conocimientos avanzados para crear entornos siempre más interesantes y muchas de las veces nocivos.

En lo general, al conversar con la gente siempre sale a relucir algún tema que tiene que ver con el pasado, aunque en estos tiempos lo que importa es el futuro sorprendentemente, sin importar que nuestro desarrollo provenga del pasado. Como dice, mas bien decía José José, ya lo pasado pasado y por ende todo lo relacionado con nuestra historia declina con las nuevas generaciones supuestamente futuristas, pero ya desprovistas de una base sustentable, sensible e histórica como seres humanos.

Un ejemplo a todas luces por demás falto de cordura es el concepto de la navidad. ¡Pero si mi familia siempre la festeja! Diría cualquiera, más aún esta festividad teniendo que ver profundamente con el desarrollo del mundo entero pierde su esencia con el propósito de alejarnos del fundamento de una sociedad sana, justa, creyente y respetable. Verdadera y sorprendentemente estos hechos históricos trastocaron a toda una civilización hasta nuestros días. El que al que llamamos Dios, a quien adjudicamos todo lo que existe en perfecta armonía, y como dice Job, quienes somos para que de nosotros tengas memoria, paso de moda sustituyendo su esencia con actos de materialismo provenientes de mentes torcidas que con una facilidad sobrehumana nos convencen de que la navidad son regalos, pavo, fríos villancicos y alcohol, claro brindando por el niño Dios.

Recuerdo que en mis tiempos de novios y chequen: dije novios, no compañeros, que hasta este concepto ya paso de moda, esa navidad le regale a mi esposa una libreta y una calculadora pues se me olvido compararle regalo y tome lo primero que se me cruzo. Se enojo. Y mientras la familia presumía de grandes y costosos regalos, mi esposa echaba chispas de la pena. Todos se rieron de nosotros. Me fue mal.

¿A qué voy? Por muchas navidades la celebración se extendía hasta la madrugada y créanme, solo fue medio minuto a través de una oración antes de iniciar la cena que recordamos el propósito de la celebración. ¡Medio minuto para reconocer el día en que nació el que vendría a enseñarnos a amarnos los unos a los otros!

La esencia del ser humano estriba en los buenos sentimientos y la supuesta tendencia a ser personas positivas en todos los sentidos, pero la verdad es que como comprobadamente, civilización en decadencia, todo lo que tiene que ver con estos, a no ser de lujuria, brutalidad o indiferencia ha dejado de tener sentido. Fíjate: ¿cuándo fue la última vez que te alegraste porque vino a tu mente el que eres creación de Dios? ¡Y no digas que vienes del chango porque te preguntaría si ya este te dijo el propósito por el cual existes! Alfred Einstein, el gran científico tan admirado, nació el día 14 de marzo de 1879, hace 144 años, Sócrates el año 469 ac, Memin Pinguin año 1943, y a todos ellos los recordamos gratamente, y al hablar de ellos nos hacen sentir muy bien. Pues cuéntame cuando fue la ultima vez que enconadamente platicaste de Jesucristo, independientemente que no creyeras en el, ¿mas admiraras su gran doctrina de amor? Te cache. Y ese es el asunto, que estas generaciones ya no creen en Dios, mucho menos en su hijo, y toda esta, para ellos, burda historia, se convierte en una razón para festejar insanamente tan memorable acontecimiento. ¿Sabes que? Simbólicamente esta navidad, regala muy buenos deseos que se hagan patentes, no te embriagues en su nombre, haz cuentas con tus seres queridos y lo más imposible a causa de la dureza de tu corazón, de forma continua recuerda con tu familia aquel evento celestial que vino a cambiar al mundo entero. El nacimiento del hijo de Dios, el Cristo. ¡Toma tu biblia del rincón olvidado, ábrela en el Evangelio de Lucas y lee a tus seres queridos la más grande historia de amor!

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