Juan Rudametkin

¿Alguna vez has visto una película de esas que apelan a los sentimientos? Hay muchas y un sinnúmero de ellas son historias reales llevadas a la pantalla grande. Veía hace pocos días la historia de una joven que, invadida por la artritis, aun así, hasta el último momento no dejó de pintar flores. Una vida muy trágica con todas las situaciones en su contra, e incluso siendo joven dio a luz una hija, la cual sus padres se la quitaron y vendieron con el pretexto de que por su enfermedad no podría hacerse cargo de ella. Total, toda una historia de dolor, más sorprendentemente llama la atención a niveles nacionales en los USA. Al desarrollarse las escenas caí en la cuenta de que estamos rodeados de personas extraordinarias, y éstas, al parecer son todo lo contrario del arquetipo que en la actualidad a causa de la moda, las nuevas tendencias, el modo alejado de las buenas cosas, de lo que sucede en nuestro mundo, éste intenta socavar.

Personas totalmente superficiales a las cuales sólo les interesa un buen celular, en el que se apoyan para no pasar desapercibidos, la guerra de cuerpos perfectos preparados para toda clase de depravación sexual, la necia lucha de las grandes naciones por controlar al mundo entero, aún la música actual que en todos sus sentidos incita a la violencia, corrupción moral y sexual, en fin, de qué tantas emociones reales esta generación se ha perdido, o más bien ha hecho a un lado por considerarla que atenta contra su manera de pensar.

Dime tu, amable lector, conoces a una persona al menos que es maravillosa, que invita a imitarla, ¿que la admiración que sientes por esta te motiva a seguirla en sus principios o a ser mejor? (ya sé que el Cristo, ok)

¡Oh si! Seres humanos que decidieron enfrentar la vida fundados en los mejores sentimientos, y no sólo hacia algunos, sino que dejaron una huella indeleble en toda una sociedad.

Un Martín Lutero, quien en el aspecto espiritual anima a la comunidad cristiana a fundar su fe solo en Jesucristo y no en otras deidades o personajes, y aún a costa de su propia vida abrió las puertas de la palabra de Dios que hasta nuestros días se ha consolidado como una gran verdad, Martin Luther King con su frase inolvidable que apela a la profundidad del ser humano, Tengo un sueño… y su hermoso pensamiento: La oscuridad no puede expulsar a la oscuridad: sólo la luz puede hacer eso. El odio no puede expulsar al odio: solo el amor puede hacerlo. Jesucristo, que sólo el, en 3 años divide la historia del ser humano y aún ésta establece parámetros históricos al incluir las siglas AC Y DC, los grandes compositores de la música mas bella del mundo, que vinieron a dejarnos un legado que confirma nuestra valía como personas espirituales al apelar de tal forma en nosotros que sin escuchar un timbre de voz conmueve todo nuestro ser, y así, miles de personas que decidieron vivir en los limites de los más bellos sentimientos que incluso llegan al mundo la belleza inconmensurable de almas llenas de espiritualidad que aún en nuestros días siguen haciendo su trabajo en cada uno de nosotros.

Pero ¿que nos pasó? ¿Por qué en estos tiempos actuales todos estos hechos históricos pasan a segundo término? Porqué es prescindible todo lo que apela a los buenos sentimientos y sólo se desarrolla la necesidad obscura de negar todo lo bueno que le ha pasado a la humanidad cambiándolo por situaciones que en el futuro serán testimonio de vergüenza que las generaciones futuras encontrarán en los libros de historia, eso si aún existen libros históricos.

Borrón y cuenta nueva: la civilización anterior desaparece, sólo aprovechamos sus grandes avances tecnológicos ya que es totalmente obsoleta en lo relacionado con la esencia del ser humano y demos lugar al desmán, la agresividad, la lujuria, ignorancia, el ansia del poder, el amor al dinero, el deseo insano de destruir lo que podamos empezando con nuestra familia claro, la práctica extinción de la vida tal como la conocemos y regocijémonos en todo lo que la carne y sus deseos han preparado para nosotros!

Así es el ser humano, presto para la maldad y tardo para la justicia.

Amigos míos, sepan esto, que, si en principio hemos tendido a hacer lo incorrecto, muy fácilmente podemos dar marcha atrás para apreciar el gran valor que como personas tenemos. Podemos soportar nuestras vidas fundados en los más hermosos sentimientos que siempre hemos tenido en nosotros, que han sido opacados por el avance cultural de una civilización desprovista de valores morales y éticos que ha intentado arrebatarlos de nuestro ser.

¡Ahí están, sólo tienes que vencer la soberbia que pesa en ti para que descubras lo hermosa que eres como creación perfecta de Dios mismo!

El concepto humanidad que significa ser racional, y racional significa a su vez que tiene lógica, pasa a inexistente término, puesto que las actitudes, misma conducta irracional, uso incorrecto de las capacidades naturales, agresividad, llenura de escepticismo, eliminar todo vestigio de cualquier creencia religiosa no describe a un ser humano, sino a una especie creada por la ciencia social, sicológica y psiquiátricamente desubicada, sin espíritu en su ser, preparada para ser usada por entes de igual calidad con fines de empoderamiento.

Me pregunto si este tipo de personas ya ha sido predestinado para este propósito destructivo, puesto que no pueden negar que tienen el testimonio de seres humanos extraordinarios que los rodean y ni aun así, están dispuestos a cambiar su forma de ser y de pensar imitándolos. Me pregunto, qué será necesario para que razonaran sus bárbaros actos ya que si la característica del fanatismo es dañar a los que los rodean se ha cumplido.

Es doloroso admitir que sí existe la gente mala, que difícilmente podemos hacer algo por ellos pues no nos lo permiten, que nos hacen ver un destino social catastrófico.

Sólo el tiempo transcurrido hacia la vejez, cuando nos toca repasar nuestra vida, nos hará ver que cometimos un irreparable error y causamos mucho dolor a cientos o miles de personas. Más a nosotros mismos. No aceleremos nuestra partida de éste mundo al ver que nuestra conciencia nos acusa duramente por no soportar tan espinoso y comprometido actuar. ¡Dejemos ver al mundo, o al menos a nuestra familia que somos lo mejor y más granado como seres humanos!

¡Soy un ser humano! ¡Lleno de humanidad!